Rafael 'Fucho' Tovar
Juangriego *23.01.1928 + 11.01.1999
Un margariteño nacido en Juangriego el 23 de enero de 1928,
que se convirtió, por arte de su trabajo y capacidad emprendedora, en un icono
del empresariado venezolano y con un profundo amor margariteño.
Al terminar la primaria, en 1942, su padre, Rafael Augusto Estava
le pone una bodega en la esquina de la casa natal. Allí vendía kerosén,
papelón, maíz en concha y café por centavos. Decía Fucho: "Recuerdo que yo
compraba un papelón por seis centavos y le sacaba nueve, es decir, lograba un
40 por ciento de ganancia a los productos que vendía". Obviamente, el
empresario exitoso ya comenzaba a despertar.
Su inquieto y emprendedor espíritu lo empuja a un complicado
periplo que lo lleva a ser botiquinero en Cabimas, conscripto en Lagunillas,
oficinista en la Creole, maestro de escuela en el Valle de Pedro González -en
un fugaz retorno a Margarita-, estudiante nocturno de bachillerato en el liceo
Juan Vicente González y empleado bancario en Caracas. Regresa -otra vez- a
Margarita y se casa con la novia que había dejado, doña Lilia, también maestra,
con quien retorna a Caracas y decide estudiar Derecho en la Universidad Santa
María, graduándose luego de abogado en la UCV. Para ese entonces ya era gerente
del Banco Nacional de Descuento.
Siendo Presidente del Centro Social Nueva Esparta, en
Caracas, se le acerca el Capitán de Altura, Juan Reyes Velásquez, quien le
propone promover una compañía de ferrys para Nueva Esparta. Sin conocimientos
básicos del negocio, aprende sobre la marcha y tratan de colocar acciones
populares para la formación de una empresa naviera. Al no conseguirlo, se
acercan a dos de las familias más pudientes de la isla, los Rojas y los
Torcatt, y los incorporan en la creación de la nueva empresa. Ciertos
desacuerdos desalientan la incipiente sociedad y entonces es cuando surge el
grupo de emprendedores mencionado líneas arriba. Desde el año 1959 los éxitos
fueron el producto de la planificación y del empuje de Fucho Tovar. En el año
1995 es electo gobernador de Nueva Esparta y fue reelecto el año 1998, pero de
improviso, el 11 de enero de 1999, Fucho fallece repentinamente.
Las
acciones y las palabras de Fucho
reflejaban la preocupación que
sentía por su patria chica, Margarita, la que lo vio nacer, la que lo vio
sentir en carne propia lo que son las necesidades, desde aquel 23 de ero de
1928, cuando brotó desde las entrañas de su madre Juana Tovar.
Desde
entonces Fucho, el muchacho de Juangriego, escribió su historia, trazó sus
metas, enrumbó su destino, estaba claro, comprendió y entendió que era dueño de
su mente, podía moldear su carácter, su condición de vida, su entorno y su
destino, y en muchas oportunidades emuló a Juan Salvador Gaviota, ir siempre
adelante: “Aprendió a cabalgar los altos vientos, tierra adentro, para
regalarse allí los más sabrosos placeres… aprendió a volar”.
Con
el viento a su favor en algunas oportunidades, y consciente de que la
preparación era importante para lograr lo planteado, recorre la “Antonio Díaz”
de su Juangriego querido, el liceo “Juan Vicente González” y las Universidades
Central de Venezuela y “Santa María”, en la Capital de la República,
convirtiéndose en el flamante Doctor Rafael Tovar, sin dejar de ser el mismo
muchacho de siempre, el mismo Fucho.
Fucho
el visionario, Fucho el adelantado, Fucho el empresario exitoso, Fucho el de
siempre, pero siempre humilde, con la disposición para aprender cosas nuevas y
superarse en diferentes aspectos de la vida, esa vida que lo invitó a luchar
por este pedazo de tierra, que quiso convertir y convirtió en península a
través de las estelas que dejaban y dejan sus barcos, esperanzado en una
Margarita mejor, en una Nueva Esparta estrella de Venezuela en el Mundo.
Ese
afán de servir, ese afán de querer el bienestar por su patria chica, lo lleva a
incursionar en la política, como vía para encontrar el rumbo, así expresó “La
cercanía del tercer milenio nos obliga a apurar el paso para que el margariteño
del siglo XXI sea un hombre plenamente realizado y feliz, que sienta el
legítimo orgullo de haber nacido y de vivir en esta tierra maravillosa, que
sea, en una palabra, un ciudadano, categoría que equivale a tener cabal noción
de sus deberes y derechos”, estaba ya enrumbado a coronar un logro importante
en su vida, ser el Gobernador de este Estado, logrando esta meta para dejar un
rastro de imperecedera importancia, que nos invita a reflexionar, sin
mezquindades, sin egoísmos, en una Nueva Esparta antes y después de Fucho.
Y
fue en la parte política de su vida donde Fucho conoció, a esos “oportunistas
de la humildad”, las aves rapaces que piensan más en sus necesidades que en las
de los demás, que trataron de amedrentarlo y no lo consiguieron. Cuando se
disponía a comenzar su segundo periodo como Gobernador, ya sin las ataduras y
presiones del primero, con mejores proyectos para el bienestar y el
mejoramiento de la calidad de vida de sus semejantes, fue sorprendido por la
muerte aquella mañana del 11 de enero de 1999.
“Hay
hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son
mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes
luchan toda la vida, esos son imprescindibles”. (Brecht).
