Francisco de Paula Lárez Granado
Dejó de pescar estrellas retratadas en las .aguas dormidas de su mar. Ya marino en tierra, en el descanso acogedor del hogar, rodeado del cariño de sus hermanas entrañables Carmen y Felipa, se recrea en la contemplacl6n de su extensa y fecund obra poética y literaria. Y en la meditación profunda, junto a él están también sus compañeros inseparables: los libros, que fueron los que orientaron su capacidad intelectual. FRANCISCO LAREZ GRANADO, cantor de azules y espumas. ... Soñador de esperanzas que quedaron cuajadas en sus versos como luz de eternidad
Desde niño se aquerenció con la mar. Supo de rumbos, de
calmas y chubascos. Se hizo diestro en escotas, en timón y velámenes. La mar le
fue diciendo de sus voces y de sus colores; mientras el cielo, en encendido
silabario, le enseñó el nombre de sus estrellas y el presagio de nubes y
coperías.
Conoció la triste emoción del zarpe y la alegría del
anclaje. Apretujó el misterio del crujir de la driza, del balanceo de la botavara,
del peligro de la escoradura. Y así fue capitán de barcos y de ensueños, de emociones
y cantos.
Amor de la mar y sentimiento de la mar, que no sólo es
reventar de olas, diálogo de brisas, resoplar de cantil o retozar de cardúmenes;
sino dolor, amargura, llanto, esperanza, vigilancia del hombre que lo surca y
lo doma a golpe de ojo, con voluntad de corazón y fuerza de creencias y experiencias.
Que es angustia y rezo de quien en la orilla espera el atisbo de la vela o el
danzar del casco en lontananza.
La tierra le apretujó el corazón de sinsabores. La tierra
resquebrajada. El corretear del polvo. El roncar del viento en el corazón de la
múcura. La tierra sin luz. La tierra de la plegaria y del peregrinar.
Supo de ásperos caminos. Enarboló pesadas herramientas. La
mano en dura brega. La ropa y el rostro empapados en sudor y aceite. Supo del
esquivar la muerte bajo árboles de hierros intrincados. Del clima sofocante. De
la explosión de sentimientos. De la desesperación ante una situación no
presentida.
Todo adentro, atesorado: esperanzas, dolor, injusticias,
anhelos, reventó en versos, en prosa cálida, en protesta, en grito, en nobleza
de gesto e intención.
Surgió el poeta y el periodista, el forjador de instituciones,
el investigador del pasado glorioso de su pueblo, de su isla, de su patria. El
que admiró y cantó la acción del heroísmo, el hálito del hombre o de la tierra.
Cronista de la playa y del mar, de la sequía y de la lluvia,
del desamparo y la esperanza. De su Isla total.
Lárez Granado, poeta. Alta voz lírica. Piloto Mayor para el
rumbo del poema y el relato del mar. No el mar del paisaje, de gaviotas y
velas, sino el mar del hombre. El mar de la angustia y del anhelo del hombre.
El mar del esfuerzo y de la muerte. El de la red colmada y el de la ruda
oración ante la realidad del desamparo. Y el que hace también labriego al
viento de cantos y ensueños.
Lárez Granado: Playas y Cuaderno de Mar, Umbral de Ausencia,
Velero Mundo y Grímpolas y Sobre el Caballo del Mar, en poesía pura, hermosa,
palpitante, de resonancia continental.
Lárez Granado, en Exodo, y en la exaltación de la piedra y
del infolio, del hombre héroe que liberó la tierra y del hombre que construye
surcos, y redes; y caminos sobre las marejadas.
Lárez Granado, el que fundó la Asociación y los periódicos y
el equipo deportivo; y el que desparramó y desparrama alientos para que la luz
y la tierra se empinen en la dignidad y el esfuerzo.
Francisco Lárez Granado, por poeta, aferrado, por siempre a
su Isla. Vertical en su Norte como un faro…
