José María García
Por Felipe Natera Wanderlinder Margariteñerías #139
José María García nació frente
al mar el 16 de noviembre de 1789. Desde niño tiraba sus cordeles en la playa
de Porlamar, tenía gran obsesión por las cuestiones marinas. Nació y vivió en
la casa que después fue reconstruida por el Subteniente José Jesús Campos
Velásquez, deudo del héroe, casa piloto de la ciudad. Allí también habitaron
sus familiares por mucho tiempo, entre ellos, su hermana Josefa María García,
llamada por el cariño Ma’chepita.
Los padres de José María García
vinieron de Sabana Grande, sur de la Isla, a aposentarse en Porlamar. Se
dedicaron a la pesca y a la navegación en pequeños veleros que surcaban el
Caribe. En estas faenas llevaban casi siempre a José María, muchacho despierto
y de marcadas aptitudes. Sabedor el General Juan Bautista Arismendi de las
condiciones de este joven, lo llama y lo pone a su servicio. Le encomienda
tareas que dan resultados satisfactorios. Esa prueba le valió que el 15 de
agosto de 1815 recibiera el título de Alférez de Fragata y a la vez se le diera
el mando de la balandra artillada Aurora.
El General Arismendi tenía una información
precisa del movimiento, no tan sólo de
los españoles, sino de los propios patriotas. Sabe de la permanencia del Libertador
en Jamaica, de su salida para Venezuela y por la noticia recibida en alta mar
de la caída de Cartagena y verse obligado a desviarse hacia Haití a donde
también se habían retirado otros Jefes venezolanos Dispone entonces Arismendi
enviar una comisión compuesta por los Tenientes Coroneles Francisco Olivier y
Juan Rodríguez, quienes fueron trasladados a los Cayos en Haití en la balandra
La Bruja al mando del Alférez José María García, para invitar al General
Bolívar a que se trasladara a Margarita a objeto de ponerse al frente de las
tropas acantonadas y planificar nuevas acciones hacia la recuperación de la República.
Cumplida la misión, el Capitán
de Navío Luis Brión les ordena levar anclas y regresar a Margarita. Ya traían
la buena nueva de que Bolívar viajaría a encontrarse con el General Juan
Bautista Arismendi. Al regreso, García tuvo que librar combate y capturar naves
enemigas que llevó a la bahía de Juangriego. El General Juan Bautista Arismendi
ordena a José María García conducir en la balandra Aurora, bajo su mando a los
Tenientes Coroneles José Jacinto Rodríguez y Francisco Olivier para gestionar
ante el Gobierno de Haití
elementos de guerra. Las urgentes necesidades de los mismos y la pérdida de
Ocumare, lo obligaban a prepararse para nuevos encuentros. Esto ocurrió en el
mismo año de 1816.
Recibe
José María García órdenes de incorporarse a la Escuadra Republicana. El
Comandante Antonio Díaz lo toma a su servicio. Frente a Barcelona libra pelea
con fiereza, logra triunfos y el 15 de febrero de 1817 se le eleva a Teniente
de Navío. Regresa a Margarita donde sirve con la actividad que le es característica.
Tiene a su mando la goleta de guerra Tártaro Queda bajo las órdenes del
Almirante Brión. Va en la expedición hacia el Bajo Orinoco, cumple toda la
campaña hasta la rendición de Guayana la Vieja.
Regresa
nuevamente a Margarita en la flechera de guerra El Rosario para traer a bordo a
su Jefe y amigo el Coronel Juan Bautista Arismendi. Cumple 38 años de edad, está
en pleno vigor y su nombre resplandece porque su responsabilidad es manifiesta
ante los compromisos que contrae. Se le designa Capitán de Puerto en La Guaira.
Es
ascendido el 29 de enero de 1829 a Capitán de Navío. Va a la Capitanía de
Puerto y del Apostadero en el Orinoco. El 16 de junio de 1830 se le encarga la
goleta de guerra Independencia. Su salud se resiente y en Caracas se le concede
Letras de Cuartel con el goce de la tercera parte de su sueldo, conforme a la
resolución asentada en el Libro de Toma de Razón, suscrita por el General
Carlos Soublette. Vinieron días aciagos para la República. Bandos opuestos
discutían y peleaban. La llamada Revolución de las Reformas en 1835 agita
consignas encendidas. José María García es expulsado a Curazao. Abandonado allí
por sus copartidarios, padece las mayores privaciones hasta caer en la miseria
más torturante. No le queda más alternativa que regresar a la Patria, someterse
a su adverso destino, concretado a la pena de muerte ·que pendía sobre todos
los que habían tomado parte en aquella acción considerada como delito de lesa
patria. Vaga de una parte a otra, busca contactos en vano, hasta que un día de 1840
es hecho prisionero en Ocumare de la Costa. Se le conduce al castillo de Pampatar
para ser sometido a procesamiento judicial. El tribunal que conoció su causa
dictó sentencia la pena capital. Pero ante alegatos válidos de sus importantes
servicios prestados a la Marina de Guerra el gobierno al conmutarle la pena por
prisión le perdonó así la vida. En el castillo de San Carlos Borroneo, en su lar
nativo Margarita permaneció con grandes consideraciones. Hasta se le permitió
que su compañera Rita Gómez diera a luz un hijo en la propia fortaleza,
quien se bautizó con el nombre de José María y cuya partida de bautizo corre
inserta en el libro C de 1841 de la Parroquia de Pampatar, pero con la rareza
de que el padre aparece como padrino en unión de la señora Josefa Villalba Este
José María García Gómez ocupó lugar prominente en los destinos de Venezuela y
llegó a ser General en Jefe de la República. En el año 1842 el Capitán García
recibía plena libertad. Vuelve a recobrar su prestigio y en 1848 el General José
Tadeo Monagas, Presidente de la Nación, lo designa Segundo Comandante de la Escuadra
Nacional para hacer la campaña en el Golfo de Venezuela. Penetró en el Lago sin
prácticos, tanta era su pericia y habilidad como marino que no veía obstáculos
y fondeó su nave frente a la Barra. Dispuso el sondeo y balizaje antes del
amanecer para lo cual encargó a los Capitanes de ' Fragata Domingo Díaz,
hermano del Comandante Antonio Díaz, a José Ramón Yépez, a los Tenientes Coroneles
Miguel Gama y Cristóbal Monagas. Esto permitió al General Justo Briceño, Jefe
de Operaciones de Mar y Tierra ordenar al Capitán García y al Capitán de
Fragata Francisco Javier Curtis y Teniente de Navío Antonio León con sus
respectivas embarcaciones levaran anclas y atravesaran la Barra de Maracaibo.
Allí se libró singular combate contra las fuerzas revolucionarias, cuya derrota
no se hizo esperar, dando el triunfo a la Armada gubernamental. Se tomaron muchos
prisioneros, pertrechos de guerra y buques. La valentía y arrojo de José María
García, le fueron reconocidos expresamente por el Presidente de la República
General José Gregorio Monagas quien solicitó de la Cámara deI Senado su ascenso a General de Brigada, lo cual fue acordado
en la sesión de dicho Cuerpo el 22 de febrero de 1835. Obtuvo licencia y se
retiró a la vida privada a saborear las glorias y merecimientos con sus
esfuerzos y decisión granjeados. Pero la República no lo olvidaba, sabía de su
tenacidad y valor. El General Monagas lo llama nuevamente, requiere de sus
valiosos servicios ante la insurrección de un grupo de revolucionarios en el
Oriente. Lo encarga de la Escuadra Nacional y se dirige a someter a los
revoltosos lo que logra para restablecer el orden en la región. Ante este
triunfo se le premia con la condecoración Busto del Libertador, cuya resolución
establece: «José Gregorio Monagas, General en Jefe, Presidente de la República
En cumplimiento del artículo 2 del Decreto Legislativo del 11 de marzo del corriente
año, que autoriza para conceder una medalla con el busto del Hombre Clásico del
Nuevo Mundo, del Padre insigne de la Patria, Simón Bolívar, y atendiendo a los
servicios prestados a la República por el General de Brigada José María García,
he venido a acordarle el uso de la referida Medalla. · Esta prenda de valor inestimable
a los ojos de la libertad y de la justicia, debe mirarse como el más hermoso
distintivo de los ciudadanos que han cooperado a romper nuestras cadenas y a
establecer el imperio de la voluntad general. Dado, firmado de mi mano, refrendado
por el Secretario de Guerra y Marina en Caracas a 8 de julio de 1854, años 25 de
la Ley y 44 de la Independencia. Fdo. J. G. Monagas. Fdo. El Secretario de
Guerra y Marina, Juan MuñozTebar». Recibe instrucciones el General García, ante
los acontecimientos políticos de 1858 de hacerse a la mar a librar combates contra
las fuerzas desafectas al Gobierno. Viene lo inesperado, la renuncia del
General Monagas a la Presidencia de la República. Cesa en sus intentos y se
retira a la vida privada. Un hombre de inquietudes, solicitado, capaz de
aportar todavía mucho a cualquier causa. No desatiende al llamado de amigos, se
adhiere al movimiento que proclama la Federación. Junto con su hijo José María
Gómez y bajo las órdenes del General Pedro Vicente Aguado se levanta en armas
en Maiquetía. Toma a La Guaira, rinde la guarnición y detiene al Coronel Carlos
Plaza y demás oficiales. Fracasa la Revolución, es hecho prisionero. Pero por
su conducta, antecedentes, prestigio y consideraciones logra la libertad. Se le
concede Letras de Inválido y se le da licencia definitiva. Pocos 'oficiales de
nuestra Independencia como José María García logran ascensos en riguroso orden
y ganados en buena lid. Sirvió con lealtad, abnegación y sacrificios. Todo lo
dio por la Patria, porque siempre fue un hombre de pocos recursos económicos,
apenas lo que le proporcionaba su sueldo como marino. Amante de la libertad,
liberal por principios. Sus ideas estaban unidas a su valor incomparable, encaminados
a lograr un mundo de justicia y equidad. Y golpeado por los años y ante intensa
actividad que signó toda su vida, quebrantada su salud fija su residencia en
Maiquetía y allí muere el ilustre neoespartano, margariteño integral, el 7 de
noviembre de 1865 a la edad de 76 años, apenas una diferencia de nueve días
para su cumpleaños. Fue motivo de luto para la Patria, los buques surtos en el
puerto pusieron su señal de duelo. La población deploró la muerte llena de sentimientos,
sus restos permanecieron en la iglesia de San Juan de Dios de La Guaira hasta
que el Gobierno ordenó el traslado de los mismos al Panteón Nacional como correspondía
a héroe de tan altísimos méritos con título de Almirante de la República. Nueva
Esparta le da su apellido al Municipio que integra el Valle del Espíritu Santo.
En el Archivo General de la Nación se guardan originales las Hojas de servicio
del Almirante García, de su expediente hemos tomado el material que nos ha
servido para hilvanar estas cuartillas como también hemos recibido datos de
familiares del Prócer, entre ellos Don Francisco –Chico Cedeño Gómez y doña
Cruz Fermín de Velásquez -La Negra-, quienes viven en Porlamar Margarita, madre
fecunda, da hijos para enaltecer el gentilicio y servir a la Patria en todos
sus confines y en distintas actividades ya en lo militar, en la ciencia y en
tantas profesiones y servicios que honran, como este insigne Almirante José María
García a quien rendimos el homenaje de nuestra admiración.
Lar: Hogar.
