José Antonio Anzoategui


Barcelona  *1789 +15.11.1819


Por Antonio Rafael Deffitt Martinez

Nació en Barcelona de Venezuela, en 1789. Fueron sus padres Don José Antonio Anzoátegui y Doña Juana Petronila Hernández. Procedía el primero de las Provincias Vascongadas, y la segunda pertenecía a muy distinguida familia de la Colonia. Los hijos procreados en este hogar pertenecieron, sin embargo, a la clase popular barcelonesa, en oposición a la clase acomodada integrada por navieros y propietarios de trenes de pesquería, que pretendían dar el tono en la ciudad.

Su primera instrucción fue bastante rudimentaria; en cambio, adquirió variados conocimientos en organización y disciplina de milicias bajo la dirección del Coronel español Don Sebastián de Blesa, que en aquella plaza mantenía una Escuela de Cadetes. A raíz de los sucesos del 19 de abril, Barcelona siguió el ejemplo de Caracas, y organizó un aparato de gobierno que integraban el Dr. Francisco Espejo como Gobernador Civil, Ramón García de Sena como Capitán General, y el Subteniente Anzoátegui como Comandante Militar de la Plaza.

En tal estado se hallaban las cosas cuando, a comienzos de 1812, llegaron a Barcelona algunos comisionados en demanda de tropas auxiliares para llevarlas al centro a engrosar las huestes de Miranda. Considerada la petición, se estimó imposible acceder a ella, lo que impulsó a Anzoátegui a solicitar permiso para marchar él solo a incorporarse al Ejército de Caracas. Esta actitud suya coincidía con una contrarrevolución en la ciudad y con la proclamación de Fernando VII, lo que trajo por consecuencia el que fueran reducidos a prisión los señalados como independistas.

Anzoátegui fue llevado a las bóvedas de La Guaira, donde permaneció prisionero hasta que, vista su causa por la Real Audiencia, fue puesto en libertad el 12 de mayo de 1813. Vuelto al Ejército, se incorporó, en agosto de 1813, a las tropas con que Campo Elías destruía partidas españolas sublevadas al sur de Caracas. Bajo la férrea disciplina de aquel bravo Jefe, español de origen, pero patriota de corazón, pasó a formar en el batallón «Barlovento». En la campaña que se extiende hasta Araure mostró su gran talento y especial disposición para la guerra.

Estuvo en la primera batalla de La Puerta, y luego en Mosquiteros, el 14 de octubre de 1813, donde obtuvo el título de Capitán. Asistió después a Bocachicha, Carabobo y San Mateo. Consumado el sangriento triunfo de Boves en la segunda batalla de La Puerta, se dirigió a la Nueva Granada con los restos del Ejército que conducía el General Urdaneta, y bajo el mando de Bolívar contribuyó al sometimiento del Gobierno del dictador Álvarez. Siguió luego en la expedición contra Santa Marta, sin éxito, debido a la rivalidad entre Bolívar y Castillo y Rada. Dispuso entonces separarse del servicio para dirigirse a las Antillas vecinas.

Incorporado al Libertador en Haití, figuró con brillo en las expediciones de los Cayos, y fue uno de los que, con fusil en la mano, concurrió a la toma de Carúpano. Dispersos luego los invasores con motivo de la retirada de Ocumare, Anzoátegui luchó por salvar la expedición, reunió sus componentes y coronó con el triunfo sus esfuerzos en Quebrada Honda, el Alacrán y el Juncal. Tomó parte activa en la invasión de Guayana, y con admirable firmeza y decisión supo dominar toda clase de obstáculos. Resultado de estos empeños fue el paso del caudaloso Caura, el asalto a la plaza de Angostura y, por último, la famosa batalla de San Félix, librada por el General Piar el 11 de abril de 1817, que dieron al Ejército Libertador la posesión de la rica e importante provincia de Guayana y el dominio absoluto del Orinoco. Notables sucesos éstos que iban a permitir a Bolívar recibir de fuera y trasladar al interior los elementos necesarios para hacer la guerra.

En las disidencias de 1817 se mantuvo fiel a Bolívar y a los principios que sostenía. Y cuando Piar se internó por el camino de la insubordinación, Anzoátegui ratificó su adhesión a la causa de la República. Nombrado Miembro del Consejo de Guerra que debía conocer de los delitos atribuidos a aquel ilustre General, votó su condena a muerte en sentencia que fuera dictada el 15 de octubre del citado año. 

Designado luego Jefe de la Guardia de Honor del Jefe Supremo, hizo al frente de ésta toda la campaña de Los Llanos, hasta llegar a las cercanías de Caracas en marzo de 1818, tomando parte en combates tan importantes como la sorpresa de Calabozo, El Sombrero, la tercera de La Puerta, Ortiz y Cojedes, destacándose por su heroísmo y por su audacia como u no de los más distinguidos Oficiales del Ejército. Por tal comportamiento, Bolívar le expidió el 13 de octubre de. 1818 el grado de General de Brigada.

En la campaña de 1819 tuvo el carácter de Comandante General de Infantería y Segundo Jefe del Ejército de Occidente. Informado Bolívar del perfecto estado en que se hallaba la División de Casanare y de la disposición de los pueblos de Nueva Granada a levantarse contra los españoles, reunió una Junta de guerra, de la que formó parte Anzoátegui, para consultarles sobre una pronta invasión al Virreinato. Este Oficial, junto con Soublette, apoyó el proyecto, y todos ' convinieron en realizarlo.

Al frente de la División de Retaguardia, con los batallones «Rifles», «Barcelona», «Bravos de Páez», «Legiones Británicas», «Lanceros», «Guías de Apure» y «Dragones», Anzoátegui hizo prodigios de valor. En Gámeza, en Pantano de Vargas, y sobre todo en la gloriosa batalla de Boyacá, demostró ser un gran militar y un gran estratega. Sobresalientes cualidades que Bolívar premió ascendiéndole a General de División. El triunfo de Boyacá, que aseguraba la independencia de la Nueva Granada, fue en gran parte obra de Anzoátegui.

Pocos días habían discurrido de la gran batalla que iba a hacer posible la creación de Colombia, cuando su preclaro adalid rendía su tributo a la muerte. Asaltado por repentina enfermedad, Anzoátegui entregó su alma al Creador en Bogotá, el 15 de noviembre de 1819. Al saber la noticia, Bolívar manifestó, abrumado de dolor: «Habría yo preferido la pérdida de dos batallas a la muerte de Anzoátegui. ¡Qué soldado ha perdido el Ejército, y qué hombre ha perdido la República!» . Anzoátegui había contraído matrimonio en Barcelona, en 1813, con Teresa Arguíndegui, en la cual tuvo dos hijas: Calixta y Juana. De ambas hubo numerosa descendencia.

BIBLIOGRAFIA.
«Anzoátegui, General de lnfanteria», por el Mayor Esteban Chalbaud Cardona.
«José Antonio Anzoátegui», por Ramón Azpurua.
«Causas de Infidencia», publicación, del Archivo General de la Nación.

Preclaro Adalid: Hombre ilustre, famoso.