Santiago Mariño


Valle del Espíritu Santo   *1788  +04.09.1854

Por Antonio Rafael Deffitt Martínez

Nació en el Valle del Espíritu Santo, de la isla de Margarita, hacia 1788. Fueron sus padres Don Santiago Mariño de Acuña, comerciante de la región, quien varias veces ejerció el cargo de Teniente Justicia Mayor del Golfo de Paria, y Anastasia Carige, margariteña, de ascendencia irlandesa y ligada a nobles familias de origen británico. La sólida posición económica de sus padres y las valiosas relaciones sociales que cultivaban hicieron que el joven Santiago creciera en un ambiente de distinción, adquiriera una relativa cultura, y pudiera obtener todavía en muy corta edad el nombramiento de Subteniente en las milicias de su región nativa y en las de la isla de Trinidad.

La muerte de su padre y la de su abuelo materno, ocurridas en 1808, le obligaron a venir de Trinidad a Margarita, con el objeto de tomar a su cargo los cuantiosos bienes que aquéllos poseían en la isla y en algunos lugares de la costa firme. La Junta Suprema de Caracas le hizo Capitán en 1810, y desde entonces se consagró con todo entusiasmo a la defensa de los grandes ideales de independencia y libertad que se habían proclamado el 19 de abril. Abandonando por el momento sus intereses materiales, se unió en 1812 al Coronel Manuel Villapol, que marchaba a Guayana, y estuvo en el combate de Serondo, mereciendo en premio de estos esfuerzos el título de Teniente Coronel. Destinado a Güiria en el mismo año, con el cargo de Comandante de la Costa, defendió ésta bizarramente, mereciendo su conducta su ascenso a Coronel.

Con motivo de la capitulación celebrada entre el Generalísimo Miranda y el Jefe español Monteverde, que implicaba la pérdida de la primera República, Mariño se retiró a Trinidad, a una hacienda llamada Chacachacare, que pertenecía a su hermana, Doña Concepción Mariño. En ella tuvo noticias de que aquel convenio había sido violado por Monteverde, y de que muchos de los hombres que habían figurado en la Revolución estaban sepultados en duras prisiones.

Profundamente indignado, reunió en enero de 1813 cuarenta y cinco compatriotas y les expuso la conducta de Monteverde y su secuela de persecuciones y secuestros. Puestos todos bajo los auspicios de la generosa dueña de la hacienda, resolvieron, dice el acta levantada al efecto, "expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa patria querida de la dependencia española, y restituirle la dignidad de nación que el tirano Monteverde y el  terremoto le arrebataron". Convinieron todos en nombrar al joven Mariño jefe supremo de la expedición, con plenitud de facultades. De esta junta formaron parte, entre otros venezolanos notables, los futuros Generales Bermúdez, Azcue y Piar. Estuvo después en Garanta, Güiria y Cumaná, y por medio de sus Tenientes reconquistó varios pueblos de Oriente.

Con el objeto de reunirse con Bolívar, que acababa de hacer su brillante campaña de 1813, salió de Cumaná, logrando revistar 3.000 hombres en Aragua de Barcelona el 10 de enero de 1814. Combatió en varios puntos, hallándose el 31 de marzo en Bocachicha, donde, unido a fuerzas de Bolívar, infligió tremenda derrota a Boves. El 2 de abril siguiente, en la población de La Victoria, los dos Libertadores se avistaron, y se hicieron mutuas promesas de no desmayar en la lucha hasta dejar la patria libre. Derrotado a los pocos días en el Arco, ante los tremendos empujes de Boves, continuó con Bolívar y triunfó a sus órdenes contra Cajigal en la primera batalla de Carabobo, encuentro en cierto modo infructuoso, ya que a los pocos días sufrieron la tremenda derrota de La Puerta.

Vinieron a Caracas, y desde esta ciudad marcharon a Oriente en la dolorosa emigración de aquel año. Desobedecidos por sus tenientes a consecuencia de aquellas derrotas, resolvieron dirigirse al Exterior. En 1816, Mariño regresó de segundo en la Expedición de los Cayos. Estuvo luego en Carúpano, en Güiria, y otros puntos; puso sitió a Cumaná y ayudó a Bolívar, que se hallaba encerrado en Barcelona.

En el Congreso de Cariaco hizo oposición al Libertador. No pudo entonces ocultar su rivalidad con el Jefe Supremo, y trajinó senderos de insubordinación e indisciplina. El patíbulo de Angostura le dio la medida del alma férrea de Bolívar, por lo que reconoció incondicionalmente, su autoridad y continuó bajo sus órdenes. En 1818 combatió dos veces en Cariaco, y en 1819 derrotó en Cantaura al Coronel Eugenio Arana.

En las elecciones que se hicieron para reunir el segundo Congreso de Venezuela, obtuvo los votos de la provincia de Cumaná. Se reunió dicha Asamblea en Angostura el 15 de febrero de 1819, y de ella formó parte por poco tiempo, en la necesidad que tenía el ejército de sus invalorables servicios. Durante las deliberaciones, puso al servicio de la patria su talento y su experiencia y el gran prestigio de su nombre como militar. En 1821 se incorporó otra vez a Bolívar, y como Jefe de Estado Mayor del Ejército Libertador tomó parte activa en la gloriosa batalla de Carabobo el día 24 de junio de dicho año.

Continuó los vaivenes de la guerra, y cuando Bolívar se dirigió al sur de Colombia, Mariño volvió a su región oriental. Aquí continuó sus importantes servicios a la República, sobre todo en las pro videncias encaminadas a organizar en Oriente el contingente de tropas destinado al Perú. Cuando en 1826 el General Páez se declaró en rebelión contra el Senado de la República y dio rienda suelta a su ambición separatista, dirigida a disolver la Gran Colombia, Mariño se puso al lado del formidable llanero y le acompañó hasta el triunfo definitivo de su pensamiento.

No debe olvidarse aquí que el movimiento separatista contó en Venezuela con el apoyo de sus hombres más notables, sentimientos que se habían manifestado desde 1821, en que fue jurada la Constitución de Cúcuta. En 1828 fue Jefe del Departamento de Maturín. En 1830, con el Dr. lgnacio Fernández Peña y D. Martin Tovar, la Comisión que Páez nombrara para conferenciar con los Delegados que el Congreso de Bogotá enviara en dicho año a Venezuela, conferencia que no tuvo éxito por la intransigencia de los paecistas. En el mismo año fue jefe expedicionario en la frontera, y en 1831 combatió en Oriente contra los Monagas, a los que sometió.

En 1834, los militares lanzaron su candidatura para Presidente de la República, sin éxito. Siguió en el círculo del General Páez hasta 1835, en que se proclamó jefe de la Revolución Reformista. Esta derrocó al Presidente Vargas, mas sus corifeos fracasaron, pues fueron sometidos por Páez. Alejado de la vida pública en sus posesiones de Aragua, volvió al plano de la actualidad en 1848 como Jefe del Ejército encargado de reducir a Páez, alzado contra los Monagas. En el mismo año fue Comandante de Armas de Caracas.

En 1849 volvió a combatir contra el General Páez. En 1850 fue por segunda vez candidato a la Presidencia de la República. Después de una vida procelosa, dedicada casi toda al servicio de la patria, murió en la ciudad de La Victoria el 4 de septiembre de 1854. Había casado en primeras nupcias con María Teresa Malpica, valenciana, y una vez viudo, con Rafaela Linero Campos, natural de Santa Marta.

BIBLIOGRAFIA. -"Santiago Mariño", por D. Ramón Azpúrua. "Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres" por el Dr. Vicente Dávila. "Memorias", por D. F. O'Leary: "Historia Contemporánea de Venezuela", por el Dr. F. González Guinán