Santiago Mariño
Valle del Espíritu Santo *1788 +04.09.1854
Por Antonio Rafael Deffitt Martínez
Nació en el Valle del Espíritu Santo, de la isla de Margarita, hacia 1788.
Fueron sus padres Don Santiago Mariño de Acuña, comerciante de la región, quien
varias veces ejerció el cargo de Teniente Justicia Mayor del Golfo de Paria, y
Anastasia Carige, margariteña, de ascendencia irlandesa y ligada a nobles
familias de origen británico. La sólida posición económica de sus padres y las
valiosas relaciones sociales que cultivaban hicieron que el joven Santiago creciera
en un ambiente de distinción, adquiriera una relativa cultura, y pudiera obtener
todavía en muy corta edad el nombramiento de Subteniente en las milicias de su
región nativa y en las de la isla de Trinidad.
Con motivo de la capitulación celebrada entre el Generalísimo Miranda y el Jefe español Monteverde, que implicaba la pérdida de la primera República, Mariño se retiró a Trinidad, a una hacienda llamada Chacachacare, que pertenecía a su hermana, Doña Concepción Mariño. En ella tuvo noticias de que aquel convenio había sido violado por Monteverde, y de que muchos de los hombres que habían figurado en la Revolución estaban sepultados en duras prisiones.
Profundamente indignado, reunió en enero de 1813 cuarenta y cinco compatriotas y les expuso la conducta de Monteverde y su secuela de persecuciones y secuestros. Puestos todos bajo los auspicios de la generosa dueña de la hacienda, resolvieron, dice el acta levantada al efecto, "expedicionar sobre Venezuela, con el objeto de salvar esa patria querida de la dependencia española, y restituirle la dignidad de nación que el tirano Monteverde y el terremoto le arrebataron". Convinieron todos en nombrar al joven Mariño jefe supremo de la expedición, con plenitud de facultades. De esta junta formaron parte, entre otros venezolanos notables, los futuros Generales Bermúdez, Azcue y Piar. Estuvo después en Garanta, Güiria y Cumaná, y por medio de sus Tenientes reconquistó varios pueblos de Oriente.
Vinieron a Caracas, y desde esta ciudad marcharon a Oriente en la dolorosa emigración de aquel año. Desobedecidos por sus tenientes a consecuencia de aquellas derrotas, resolvieron dirigirse al Exterior. En 1816, Mariño regresó de segundo en la Expedición de los Cayos. Estuvo luego en Carúpano, en Güiria, y otros puntos; puso sitió a Cumaná y ayudó a Bolívar, que se hallaba encerrado en Barcelona.
En el Congreso de Cariaco hizo oposición al Libertador. No pudo entonces ocultar su rivalidad con el Jefe Supremo, y trajinó senderos de insubordinación e indisciplina. El patíbulo de Angostura le dio la medida del alma férrea de Bolívar, por lo que reconoció incondicionalmente, su autoridad y continuó bajo sus órdenes. En 1818 combatió dos veces en Cariaco, y en 1819 derrotó en Cantaura al Coronel Eugenio Arana.
Continuó los vaivenes de la guerra, y cuando Bolívar se dirigió al sur de Colombia, Mariño volvió a su región oriental. Aquí continuó sus importantes servicios a la República, sobre todo en las pro videncias encaminadas a organizar en Oriente el contingente de tropas destinado al Perú. Cuando en 1826 el General Páez se declaró en rebelión contra el Senado de la República y dio rienda suelta a su ambición separatista, dirigida a disolver la Gran Colombia, Mariño se puso al lado del formidable llanero y le acompañó hasta el triunfo definitivo de su pensamiento.
En 1834, los militares lanzaron su candidatura para Presidente de la República, sin éxito. Siguió en el círculo del General Páez hasta 1835, en que se proclamó jefe de la Revolución Reformista. Esta derrocó al Presidente Vargas, mas sus corifeos fracasaron, pues fueron sometidos por Páez. Alejado de la vida pública en sus posesiones de Aragua, volvió al plano de la actualidad en 1848 como Jefe del Ejército encargado de reducir a Páez, alzado contra los Monagas. En el mismo año fue Comandante de Armas de Caracas.
En 1849 volvió a combatir contra el General Páez. En 1850 fue por segunda vez candidato a la Presidencia de la República. Después de una vida procelosa, dedicada casi toda al servicio de la patria, murió en la ciudad de La Victoria el 4 de septiembre de 1854. Había casado en primeras nupcias con María Teresa Malpica, valenciana, y una vez viudo, con Rafaela Linero Campos, natural de Santa Marta.
BIBLIOGRAFIA. -"Santiago Mariño", por D. Ramón Azpúrua. "Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres" por el Dr. Vicente Dávila. "Memorias", por D. F. O'Leary: "Historia Contemporánea de Venezuela", por el Dr. F. González Guinán
