Perucho Aguirre
Poeta y Escritor. Músico y Compositor.
Perucho Aguirre se ha convertido, con el correr de los años, en un faro que alumbra la música margariteña de raíz, con un repertorio lírico que reflexiona a través de la jota, el polo y la malagueña, respecto a las tradiciones avasalladas de su pueblo, sumando así la vocación literaria combativa a una música que ya de por sí, se identifica con el dibujo juglaresco de la sociedad donde se produce.
Perucho estudió y egresó del Instituto Pedagógico de Caracas y, en los años 70, producto de sus cada vez más frecuentes y logrados encuentros artísticos y “parranderos” con paisanos, formó la agrupación Collar de Perlas, proyecto cultural que, desde sus inicios, se erigió en bastión de las luchas visionarias de Perucho por concienciar a través de sus búsquedas literarias, donde denuncia constantemente la descomposición de la Isla de Margarita, gracias a una visión ficticia, uniformadora y voraz del progreso. Iniciativas como la Zona Franca y el Puerto Libre, convierten a Margarita, antigua patria de “vendepescaos”, conuqueros, velorios de cruz y decimistas, en un emporio del consumo vacío, arrasado y desvirtuado, con el trasfondo de la explotación del pescador y el arrase urbanístico expandiéndose sin control ni criterio.
Aguirre ve esto claramente y lo ataca con sus composiciones, las que lo caracterizan, a decir del escritor José Balza, como una “rara avis” entre los compositores de música popular venezolana de la actualidad, gracias a su comprensión y valoración sintética de los fenómenos sociales que acompañan a los musicales.
Poeta y escritor, Perucho Aguirre es un ejemplo vivo de artista integral o renacentista. Su vocación musical surge de raíces poderosas: nieto del poeta, cantor y compositor Don Pedro Aguirre Guerra, y discípulo de Lino Gutiérrez, de la maestra y pianista Alicia Caraballo y el guitarrista Licho Natalio Moya, todo ese bagaje hace explotar en él el gusanillo de la música. Aunque no llega “a entrarle” a la teoría musical, se convierte pronto en un extraordinario y creativo autor-intérprete que reivindica, ante el paso del tiempo, lo dejado por cantores de galerones como la inigualable y olvidada Isabel de León.
Entre 1975 y 1980, Perucho Aguirre y Collar de Perlas graban seis álbumes, donde un canto siempre contestatario se apoya en el majestuoso y aguzado folclore oriental, tocado con nervio y la característica aspereza que lo hace violento, melodioso y directo.
Injustamente, la trayectoria discográfica del conjunto quedó truncada hace ya veinticinco años, si exceptuamos la iniciativa Margarita, su Música y sus Músicos, que a principios del nuevo milenio lo rescata para las nuevas generaciones.
Tomado de cronistasdenuevaesparta.blogspot.com/
Yo, Perucho Aguirre:
Nací ahí mismito, en La Otrabanda, muy cerca de Juan Cando y mi casa ya no debe existir, claro, es el eterno temor de todo lo que es viejo.. . Después pasamos a vivir en la casa donde hoy vive Concho. ¡Ese Concho! Ese Concho que no sé si aún toca en la banda. Se me murieron dos hermanas y francamente no me da dolor decir que no recuerdo la rosa de sus caras… Murió mi padre cuando tenía ocho ricos años. Por eso y otras cosas más, fue que no supe administrar esta riqueza. Cada vez que me toco el pecho y me siento el latido, ahí está él. Mi madrina, la maestra Luisa fue la que me salvó de sus correazos, porque mi padre decía que yo jamás serviría para leer y. escribir. Ella me enseñó el martirio victorioso del lápiz, el libro y el cuaderno. Cheque Lárez, el zapatero completó el número. Por cierto que Cheque dejó la zapatería y se puso a trabajar en el INOS porque, y que ganaba más… Ahora tiene ganas, muchas ganas de volver a la zapatería….
— Es la moraleja para el que cree que la esperanza da dentera. El Liceo Rísquez fue la fragua y el torno fue esta vida repleta de universidades inconclusas, que el hombre está en el deber de salvar. .. Mi madre, quien ha sido mi escapulario, aún no ha podido cantar victoria. Freddy y Anitica, mis hermanos quisiéramos oír este grito anhelado, pero comprendemos que el tiempo no es una tienda, ni está al otro lado de la esquina. . . Mi mujer y mis hijos andan en eso también…
